En primer lugar, hemos de remontarnos al año 1898 para comprender el contexto en el que empezó a florecer una nueva corriente de pensamiento pedagógico, que posteriormente recibiría la denominación de Escuela Moderna. En este año, España sufrió lo que se ha conocido como el "desastre del 98". El territorio español dejó de ser una potencia colonial y sus principales resultados fueron la independencia de Cuba y la pérdida, por parte de España, del resto de las colonias en Améria y Asia, cedidas a Estados Unidos, que se convertiría en la potencia colonial del momento. Nos encontramos ante un "período de luces y sombras", pues a pesar de la España pobre y analfabeta de la época (con más de un 60% de analfabetos), surgió un grupo de literatos conocidos como la "generación del 98" que permitieron el florecimiento de la Literatura española, por lo que este período fue denominado el "Siglo de Plata" de la Literatura española. También apareció la incuestionable figura de Ramón y Cajal que suscitó importantes avances en el campo de la Ciencia y de la Medicina. Estos movimientos de renovación cultural y social se transmitieron a las instituciones del momento, entre ellas las escuelas, que recibieron todos estos influjos innovadores.
Francisco Ferrer y Guardia nació en 1859 y murió en 1909, por lo que fue contemporáneo de Dewey. Fue ajusticiado después de la Semana Trágica de Barcelona de 1909 al ser simpatizante anarquista e injustamente condenado por instigador de la misma. De ideología masónica, muy radical.
Se formó en las primeras letras en una pequeña escuela de Alella en Barcelona, marcadamente católica, y en ella ya experimentó los rigores de los tradicionales y obsoletos métodos pedagógicos del director, el párroco de Alella. Los castigos severos basaban sus métodos de enseñanza. Por su experiencia personal, Ferrer define educación como "equivalente a domar, adiestrar y domesticar...".
Pertenece al movimiento de la pedagogía racionalista (movimiento cultural europeo que aplica el método científico a otras disciplinas) y es el fundador de la floreciente Escuela Moderna a principios del S. XX en España y que fue truncada por su injusta condena. Posteriormente, su legado fue postergado como tantas otras innovaciones por la Guerra Civil española.
Pero nos hacemos una pregunta, ¿qué se entiende realmente por Escuela Moderna? Ferrer y Guardia comenta de su propia escuela "para hacer las bases de la Escuela Moderna no tengo más que tomar lo contrario de lo que viví en mi infancia". Es decir, una escuela que fomente el antiautoritarismo.
Ferrer y Guardia dio clase a la señorita Mounié, viuda acaudalada francesa, católica convencida. Pasado el tiempo, se hicieron íntimos amigos, convirtiéndose en su mecenas póstumo. Viajaron juntos por toda Europa, donde Ferrer entró en contacto con Pestalozzi, que conocía de forma directa a Dewey. De esta forma, Ferrer tuvo su primera toma de contacto con las innovaciones que se estaban introduciendo en el ámbito educativo. Cuando la señorita Mounié murió, toda su herencia pasó a manos de Ferrer, por lo que pudo fundar numerosas escuelas populares.
Ferrer recomendaba la creación de escuelas laicas donde se impartiera una educación integral a los hijos de los trabajadores, por influencia de las corrientes laicistas escolares del S. XIX y de las ideas románticas del S. XVIII encabezadas por el pensamiento roussoniano.
Los principios de la Escuela Moderna son los siguientes: enseñanza emancipadora, desprovista de prejuicios burgueses, religiosos y patrióticos. Mediante el uso de libros emancipadores basados en la ciencia positiva y al servicio de los mejores ideales sociales: libertad, igualdad y fraternidad, y que dio soporte a la pedagogía racionalista de 1909 a 1939 (final de la Guerra Civil).
Las características de la Escuela Moderna son las siguientes:
- Estima antipedagógica la memorización sumisa y pasiva. Creen en la memorización pero no con los adjetivos de sumisa y pasiva. Así, las teorías del aprendizaje significativo de Ausubel dan la razón a esta idea.
- Defiende la enseñanza no autoritaria, sin castigos, premios, ni exámenes y con la participación e integración del alumno. Sus principios son razón, libertad, supresión de premios, castigos y exámenes, no autoritarismo y coeducación.
- Considera el libro de texto como punto de apoyo para alumnos y maestros, más que como rígida programación de la actividad docente.
- Considera la elaboración y exposición de trabajos prácticos por parte del alumnado como algo esencial para poner en práctica la materia desarrollada a lo largo del año.
- Se trata de poner al alumnado en situación de recrear activamente los procesos elementales del saber, la observación, la investigación y el espíritu crítico, pues se pretende que el alumno sea capaz de utilizar todo su ser.
- Requiere la libre actividad cooperadora del educando, el cual se constituye a su vez en educador de sus compañeros más jóvenes (menor). Dewey afirmaba que habia que provocar los intereses de los alumnos. Sin embargo los intereses cambian, por lo que lo que realmente debemos hacer es centrarnos en la propia actividad. Así, vemos como los alumnos se entregan completamente al juego debido a que están tan motivados con la actividad que no perciben el esfuerzo que están realizando.
- El adulto, por su parte, no debe imponer al niño sus puntos de vista ni sus valores. La enseñanza debe adaptarse a la psicología del niño.
- Para los racionalistas no hay mejor método que los juegos y las actividades manuales. Según Piaget y Wallon, durante el estadio de los 6 a los 12 años, el niño posee un pensamiento sincrético, muy concreto.
- Aprenden a poner en común sus puntos de vista y experiencias personales, fomentándose la interacción y las relaciones sociales.
- Participan a menudo en charlas, conferencias sobre temas de interés científico y social.
- Organización de frecuentes excursiones al campo.
- Defensa roussoniana de lo natural que se concretaba en una exaltación de lo no artificial.
- Se propugnaba la coeducación y las colonias de verano.
- Los contenidos de aprendizaje se pretende que sean inspirados y controlados por el quehacer científico-experimental.
- Los contenidos no se ofrecían de forma aislada, inconexos, en compartimentos estancos, sino que se cuidaba en presentarlos de forma globalizada y estructurada.
- Posición laica, lo que provocó las iras de los sectores más conservadores de la iglesia católica.
- Tendencia al autodidactismo. El aprendizaje debía ser autónomo. El niño era capaz de aprender más gracias al contacto con los libros que escuchando al maestro. Sin embargo, esto contribuyó a un clima nada propicio para el aprendizaje metódico.
- Resulta doloroso para el profesor porque se siente prescindible, pero esto indica que ha culminado su trabajo, dando a sus alumnos las herramientas adecuadas para resolver los problemas de la vida cotidiana de forma autónoma.
- Exaltación de los valores de solidaridad en la clase, que persigue la justicia social como fin primordial.
- Los sentimientos contribuyen a personalizar al individuo incluso más que la propia razón. Por ello, frente al "sentimiento domesticado", hay que devolver su valor a los instintos, a las pulsiones elementales y, en especial, a las pulsiones erótico-sexuales. Esto ha provocado numerosas críticas.
- Al educando racionalista, se le presenta la consecución de la justicia social como objetivo primordial de su existencia.
- Quiso ser una enseñanza materialista, desmitificadora y centrada en el niño.
- Lo que realmente se necesita es una escuela donde se cultive sobre todo en el niño el sentimiento, que logre que cada niño sea un hombre con carácter capaz de saber traducir en actos su pensamiento, no hombres que piensan bien y obran mal.
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